Querido diario:
Estamos en 2030 y sigo escribiendo diarios con papel y bolígrafo, soy una clásica. Qué le voy a hacer, escribir es una necesidad vital para mí. En unos meses hará doce años que trabajo como docente, por lo que considero que es un buen momento para reflexionar sobre los cambios educativos que se han producido con el paso del tiempo.
Cuando empecé como interina todavía se utilizaba la pizarra y la tiza e incluso los papeles, ¡qué tiempos aquellos! Hoy en día todo se hace a través de dispositivos electrónicos como las pizarras digitales que poco tienen que ver con las que se usaban en 2017. Estas pizarras consisten en una pantalla holográfica táctil que además reconoce la voz y escribe automáticamente lo que le dictas. Como he dicho, ya no se utiliza el papel ni los libros de texto, todos los alumnos trabajan con ordenadores y tablets. En la biblioteca se pueden encontrar algunos ejemplares en papel, pero para los alumnos son objetos prehistóricos. Además, en la biblioteca hay un holograma de una mujer que hace de guía y te ayuda a encontrar el libro que buscas.
En 20130 ha cambiado incluso la manera de trabajar de los conserjes, quienes ahora cuentan con el apoyo de robots que les ayudan a realizar sus tareas. Los alumnos que enferman pueden seguir las clases en directo a través de la realidad virtual y los profesores utilizamos unos dispositivos que se instalan en nuestras gafas que nos permiten saber al instante si los estudiantes han realizado las tareas que hemos mandado e incluso nos avisa si han plagiado o se han copiado de algún compañero, ¡es una locura!
Si en poco tiempo se han producido tantos cambios, ¿cómo será la educación en 2050?
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